jueves, 5 de julio de 2012


Tenemos un problema. Se nos ha ido metiendo en la cabeza. Nos sentimos obligados a reclamar libertad de acto en lo concerniente a todo lo yo. Y luego nos sentimos obligados a reclamar libertad de juicio en lo concerniente a todo lo tú. Y después nos acomodamos para intentar matar el tiempo. Y que salga lo malo y que entre lo bueno. Pero lo bueno es la obligación aparente de libertad. (-Lo hago porque quiero y a quien quiero) Obligación menos obligatoria que ninguna, porque para ser libres primero debemos conocer lo concerniente a todo lo ello. Y en eso no hay código ético que provea.
Tenemos un problema. Una población más densa que nunca reclamando algo que no entiende. Una señora mayor en la cola del super que no entiende porque es el exfoliante barato la segunda unidad a mitad de precio, y no su preciada baba de caracol.

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